domingo, 12 de octubre de 2008

Seminario sobre noviazgos violentos



En el marco del Proyecto de Género y Sexualidad, la licenciada Barilari visitó la escuela para dar una charla sobre noviazgos violentos. Varios profesores estuvieron presentes y fue un espacio de consulta y participación, en el que se compartieron experiencias sobre la problemática y también posibles vías de solución.
Algunas de las ideas que quedaron claras sobre este tema fueron que:
- por lo general, los jóvenes que tienen noviazgos violentos provienen de familias en las que las relaciones de pareja son o fueron violentas;
- existe una violencia previa a la violencia propiamente dicha, que aparece en el noviazgo a partir de “permisos” que la mujer por lo general da al hombre: que controle sus amistades, su futuro, su manera de vestir, etc.;
- estas cuestiones previas están naturalizadas por los jóvenes, a veces, más que los golpes;
- existe también una premisa que los adultos ponen en práctica cuando sus hijas tienen novios: a partir de ese momento ya no irá sola a ningún lado, el novio será una protección y una contención para ella;
- los varones con características violentas son muy inseguros, desconfían permanentemente de sus mujeres. Esta inseguridad tiene raíces muy profundas, se origina en la familia, que no alimentó suficientemente la autoestima de esa persona;
- tanto chicas como chicos pueden ser víctimas de relaciones violentas; aunque no hay un “perfil de novio golpeador o novia golpeadora”. En el pasado lo que se daba generalmente eran personas de doble fachada: en la casa eran “ogros” pero en su trabajo, por ejemplo, tenían buen trato, no peleaban con sus compañeros, eran queridas, carismáticas, seductoras. Hoy la situación ha cambiado: estos chicos que golpean son violentos en todos los ámbitos, se pelean con sus pares, resuelven todo con violencia;
- los padres de estas parejas toman como natural el trato violento que se dan y no perciben que ya no son niños de 6 u 8 años, sino jóvenes de 16 ó 17 que no están jugando inocentemente: no es lo mismo recibir un golpe de un amigo o amiga que de un novio o novia, pues entre ellos hay un contacto corporal distinto, la percepción del acto violento es diferente. Estas situaciones naturalizadas se van anidando a la vista de muchas personas, y es lo que lleva a la violencia física;
- en una relación violenta sufren ambas partes, no es que uno la pase mejor que el otro; los varones jóvenes tienen remordimientos, se sienten culpables, piden ayuda, se prestan a tratamientos y logran cambiar. Esto también es una fuerte diferencia entre cómo era antes y cómo es ahora;
- es necesario intervenir en la relación violenta porque no va a cambiar por sí sola: aumenta en velocidad y aumenta en gravedad; es necesario que la madre o el padre, que se da cuenta de que cada vez que él la va a ver, ella termina llorando, intervenga y le ponga límite a esa conducta;
- también debe darse cuenta, el adulto, de que no significa que porque los adolescentes puedan con la tecnología pueden también con la vida: hay que seguir acompañándolos y ayudándolos porque ellos no son adultos. Muchos creen que no es así y que ya no necesitan de la guía del adulto, pero no se aprende a vivir “por computadora”;
- por lo general, es alguien que está fuera de la situación violenta el que se da cuenta de lo anormal de esa relación: un amigo o amiga, un adulto, el padre o la madre, alguien que observa que algo anda mal. Muchas veces es la mirada de un par la que llama la atención sobre la situación;
- lo importante es sensibilizar estas cuestiones para que los chicos las reconozcan y pidan ayuda, no importa si les pasa o no a ellos; es importante que deje de ser golpe o acto para empezar a ser palabra, que puedan hablar de sus miedos, de sus problemas porque, en realidad, no tienen muchos lugares donde poder hacerlo.

La demanda concreta de ayuda se puede realizar al 0800-666-8537. Puede llamar cualquiera, y pedir asesoramiento sobre este problema.

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